No sé si se nos ha pasado la resaca electoral pero debería pasarnos, porque hemos de afrontar la formación de un nuevo gobierno. Yo no tengo ninguna duda: Tendremos un nuevo gobierno y de otro signo al actual. Además cada uno actuaremos según el papel que nos corresponde desempeñar y que, por otra parte, tenemos reconocido en la Constitución Española.
Los diputados y diputadas recién elegidas asumen la obligación de llegar a acuerdos para conseguir un gobierno estable, que ha de dar servicio a la sociedad asturiana hasta dentro de cuatro años, que rendirá gestión. Salvo que los posibles candidatos o candidatas no consigan el número suficiente de votos, y nos viésemos abocados a la disolución y nueva convocatoria de elecciones, cuestión que no contemplo, en los próximos meses tendremos un gobierno salido de las urnas del 22 de Mayo.
Podemos coincidir o no en sus futuras políticas educativas, pero necesitamos que se gobierne y, como siempre ha propuesto la Comunidad Educativa, consensuando con las partes una política educativa que nos lleve a mantener la sostenibilidad del Sistema Educativo Asturiano, envidiado por muchas comunidades autónomas por sus resultados. Todos deberíamos poner nuestro granito de arena. Mi gran preocupación es que alguna de las partes quiera imponer su modelo. Por ahí no vamos a pasar, porque ese será el momento de defender con todos nuestros medios, nuestro modelo educativo.
Esta lucha partidista no nos la deberíamos permitir, porque la Educación ha de ser una cuestión de consenso, desde el respeto lícito de cualquier opción partidista. “Eso se supone, como el valor a los militares en tiempo de paz.”.
Todos estamos a la expectativa, y no voy a dejar de recordar a los partidos políticos lo fácil que es sacar a las diferentes comunidades educativas a la calle. Por todo ello, reitero una vez más, aún a costa de ser pesado, que la Educación Asturiana necesita un Pacto que, sobre todo, le evite ser un arma arrojadiza entre las diferentes formaciones políticas.