lunes, 6 de febrero de 2012

¿NECESITAMOS UN BACHILLERATO DE TRES AÑOS?

UN BACHILLERATO DE TRES AÑOS.

En  la comparecencia del Ministro de Educación  el pasado martes, 31 de enero, éste señaló como el mayor desafío  al que nos enfrentamos el de reducir la tasa de abandono escolar temprano. La tasa es inaceptable y estamos de acuerdo. En opinión del Ministro tenemos un bachillerato excesivamente corto y una formación profesional de grado medio poco atractiva para alumnos y familias. También estamos de acuerdo. Por estos motivos se propone una profunda reforma de la educación secundaria. Se mantiene la escolarización obligatoria hasta los 16 años sustituyendo el 4º de la ESO por primero de Bachillerato o primero de FP, con lo que, tanto el Bachillerato como la FP de grado medio, pasarían de dos a tres años de duración.


Llama la atención, sin embargo,  que para combatir el fracaso escolar se proponga una profunda reforma en la estructura del sistema educativo y no se hable nada de medidas específicas que podrían combatir, de una manera más eficiente, este fracaso escolar como podrían ser:

-        Reducir las ratios para llevar a cabo una atención más personalizada.
-        Distribuir de manera homogénea al alumnado con necesidades educativas entre todos los centros sostenidos con fondos públicos.
-        Aumentar las horas de dedicación a la tutoría.
-        Implantar medidas de atención a la diversidad desde la Educación infantil para prevenir las dificultades tan pronto como se detecten.
-        Incrementar las plantillas docentes y de profesorado de apoyo para desdobles, programas de apoyo y refuerzo, agrupamientos flexibles, programas de integración y de compensación educativa.
-        Etc

Hay que reconocer que esta propuesta sí tiene un importante calado, y también, no lo olvidemos, una importante carga ideológica.
Evidentemente es una simple propuesta, a penas esbozada, incluida en un discurso inicial, de presentación del nuevo Ministro y entendemos que habrá que definir tras una reflexión profunda, un diálogo y una  negociación con todos los agentes implicados. Pero me gustaría llamar la atención sobre algunos aspectos que pueden ser problemáticos.

Eliminar el último año de secundaria puede ser un paso hacia atrás más que hacia delante; podría suponer, en la práctica, la separación de los mejores alumnos un año antes. De hecho, si se decide la titulación en 3º de ESO, podría incluso aumentar la tasa de abandono escolar al encontrarnos con unos alumnos en el primer curso de una etapa, para cuya finalización no tienen ninguna motivación.
Lo que está claro es que cualquier reducción en los años de escolarización común para todo el alumnado disminuye la función que tiene, sobre todo, la escuela pública de compensar las desigualdades individuales y colectivas

A nuestro juicio, el aumento de un año del bachillerato y la FP es una buena propuesta, pero manteniendo la obligatoriedad de 4º de la ESO, curso que podría tener un carácter orientador pero que debe seguir siendo obligatorio. Se podría mantener un bloque de materias comunes y dos opciones, una orientada hacia la FP y otra hacia el bachillerato, pero manteniendo la misma titulación en ambas.


Otro aspecto problemático podría ser la posibilidad de concertar los bachilleratos y la FP. Los titulares de los actuales conciertos, por los menos los grandes centros, y las familias con más recursos ya lo han planteado a través de sus organizaciones más representativas. “Si el primer curso va a ser obligatorio parece lógico que habría de concertarse toda la etapa”. En este caso, habría que preguntarse de dónde saldría la importante cantidad de dinero para acometer tal reforma, y más hoy, inmersos en la profunda crisis en la que nos encontramos, y cuál sería el futuro de aquellos centros que sólo imparten hasta 4º de la ESO, sin posibilidad de ampliación por las razones que fueren. Si el gobierno del PP sitúa el concierto del bachillerato como una de las prioridades estaríamos ante una propuesta profunda y con una fuerte carga ideológica, pues ésta beneficiaría, principalmente, a unos pocos, en la mente de todos, y por el contrario perjudicaría a  otros muchos, a la enseñanza pública, a los alumnos y alumnas más desfavorecidos y a los centros concertados más pequeños.

Estamos de acuerdo en el análisis. En la actualidad tenemos un bachillerato excesivamente corto, en el que los currículos de las materias resultan demasiado extensos para ser impartidos en dos años. Nuestra propuesta es un bachillerato a dos velocidades, de manera que quienes sean capaces de superar los dos cursos en dos años lo sigan haciendo, pero para aquellos alumnos que les pudiera resultar difícil superarlo  en ese tiempo, podrían cursar el bachillerato en tres años en régimen ordinario, tal como ocurre en la educación permanente de adultos.

No hay duda de que queda mucho por hacer, y de que cualquier cambio en la normativa educativa debería estar consensuado con todos los implicados, gobierno, oposición, centros, padres y profesores. No hay duda también, que el sistema educativo no puede cambiar cada vez que cambia el gobierno, como ha ocurrido hasta ahora, y que un gran pacto educativo es la mejor opción para acometer los grandes retos que nos quedan por delante. Es el tiempo de la acción, de trasladar a la sociedad nuestras propuestas. Es tiempo de movilizarse, en un primer momento con la palabra. Tenemos que ser actores y no sólo espectadores impasibles, hay que participar y no resignarse, porque más vale prevenir.