martes, 19 de febrero de 2013

QUE HAY QUE GASTAR MEJOR ES EVIDENTE, PERO ESTAMOS HABLANDO DE EDUCACIÓN

El pasado 15 de febrero tuvo lugar una mesa sectorial de educación con un único punto del día, la negociación de plantillas para el curso 2013-2014. Todos sabemos de la importancia de esta negociación pues del resultado definitivo de la misma se obtienen las vacantes para el Concurso General de Traslados y la Oferta de Empleo Público, si la hubiera.

El resultado final ha sido el siguiente: 160 puestos menos. Una reducción que se suma a otros recortes aplicados en años anteriores, y que, curiosamente, coincide con un incremento de la matrícula. Entrar a valorar aquí, que un recorte de plazas docentes influye negativamente en la calidad de la enseñanza, a mi juicio, no merece la pena, es tan obvio, que aquellos que lo nieguen es porque tienen otro modelo, se trata del modelo liberal frente al modelo social, el primero considera que el Estado debe intervenir lo menos posible, sólo en los casos más dramáticos, el segundo apuesta por una intervención decidida que garantice la igualdad de oportunidades, así de claro. ¿Qué modelo se está defendiendo en Asturias?.

La Administración ha partido de una premisa, que creemos equivocada, esta es, que las plantillas están sobredimensionadas, nos ha asegurado que se atenderán todas las necesidades, que no se trata de ahorrar, que lo hay que hacer es tratar de mantener lo que hay con menos dinero (68 millones). Se ha optado por la prudencia y se recurrirá a la “plantilla coyuntural” para hacer frente a todas las necesidades.
Evidentemente no podemos estar de acuerdo con esta política, la plantilla coyuntural o funcional, llámese como se quiera, genera incremento de funcionarios interinos, por tanto, aumento del empleo precario, en Asturias, está en estos momentos por encima del 20%, no hace mucho que se firmó un acuerdo de situarlo en el entorno del 8%, objetivo al que parece se ha renunciado definitivamente.

La plantilla coyuntural debe ser algo testimonial, para casos imprevistos y por tanto, muy minoritaria, aquellas administraciones que fomenten su crecimiento están contribuyendo, sin ningún género de dudas, a debilitar el sistema. Además, se abre una peligrosa puerta, las únicas plazas que están garantizadas, si se puede hablar así, son las contempladas en plantilla, el resto, dependerán de la voluntad del gobierno de turno, y todos sabemos que una buena parte de nuestros políticos tienen en su cabeza una enseñanza pública puramente asistencial, sólo para los más pobres.

Lo más lamentable es que la Unión europea ha recomendado dejar al margen de los ajustes presupuestarios a la educación, así lo están haciendo los países del norte, los campeones de la austeridad, tienen muy claro que el dinero destinado a la educación no es un gasto sino una inversión, en esta parte del mundo no se tiene tan claro.

Que la situación es muy difícil, nadie lo pone en duda, que hay que gastar mejor es evidente, pero estamos hablando de educación, nos estamos jugando nuestro futuro. Con frecuencia olvidamos que la enseñanza asturiana ha estado, desde hace muchos años, muy por encima de la media española, no me creo que el objetivo sea abandonar esos puestos de cabeza.

La educación debería ser una prioridad para todos, es cierto que la normativa nacional condiciona determinadas actuaciones, pero también no es menos cierto, que las competencias en educación están transferidas. Quizá ahora sea el momento, una vez que la posibilidad de un pacto educativo a nivel nacional se ha esfumado como consecuencia de la mayoría absoluta del PP, de trabajar para conseguir un pacto autonómico que ponga a salvo la educación asturiana. En la situación actual FETE-UGT ha pedido que se cumpliesen los acuerdos firmados, la Administración los ha incumplido, lo que explica el rechazo que este sindicato ha manifestado respecto a la propuesta de plantillas.
Si el Gobierno asturiano entiende la educación como una prioridad donde el objetivo sea alcanzar las cotas más altas de calidad posibles, debería corregirse y evitar este nuevo recorte que se pretende aplicar. Si así lo hiciera contaría con nuestro apoyo leal, estaríamos dispuestos a un diagnóstico veraz que reflejase la situación real de los centros, que valorase las necesidades para poder responder eficazmente a ellas. Para ello es imprescindible que se abandonen las políticas liberales, que, en estos últimos años, lo impregnan todo, a veces, incluso, a la propia socialdemocracia. Es absolutamente necesario apostar por un modelo social que convierta a la enseñanza pública en el principal instrumento que garantice la igualdad entre todos los ciudadanos.